De pronto se nos olvida que el vivir económicamente desahogado y tener una estabilidad familiar, nunca ha sido un seguro para mantener fuera de nuestro entorno familiar a la violencia juvenil.
Lo mismo sucede en el ámbito escolar. Países con un desarrollo económico y cultural muy importante tienen hoy en día graves problemas de violencia juvenil dentro de la familia y dentro de las escuelas.
Organismos europeos como la EIP (École Instrument de Paix) trabajan en analizar investigaciones sobre los alumnos y las agresiones en países como Holanda, estudiando principalmente las variables del comportamiento antisocial:
Entre otras cosas se asegura que:
* Los métodos de evaluación del aprendizaje, los dispositivos didácticos y los enfoques pedagógicos influencian el comportamiento de los alumnos.
Cuando la evaluación se basa en la circunstancia comparativa entre alumnos, los resultados negativos significaran que algunos no tendrán éxito; el sentimiento de aislamiento que se desarrolla, constituye un campo fértil al desarrollo de comportamientos violentos.
* Las características del barrio donde esta la escuela, el contexto socio-cultural y económico, la naturaleza, las características y la cantidad de controles sociales también aportan su grado de explosividad al problema.
* La importancia dada al poder y a las prestaciones, a la virilidad (machismo) y al sensacionalismo son un caldo de cultivo importante a la reacción violenta.
Estudios hechos en Suecia por el mismo organismo indican que los niños son más víctimas y autores de violencia que las niñas, y dentro de los primeros, el porcentaje que tiene malas relaciones con los padres es importante.
Otro estudio hecho con estudiantes alemanes en escuelas primarias y secundarias identifica los principales determinantes de la violencia en las escuelas germanas:
* Las características de la personalidad del alumno provocadas en parte, según investigadores, por un cambio radical en la dieta de nuestros jóvenes que se ha perfilado más hacia el uso de químicos y conservadores.
* Las actitudes de los padres: cuando los padres ofrecen un marco familiar agradable, el joven desarrollara menos comportamientos violentos.
* El barrio y los alrededores: mientras mayor percepción positiva de su medio social tengan los alumnos, menos cometerán actos de vandalismo en la escuela.
* Los grupos de amigos: los alumnos inscritos en grupos estructurados de actividades extraescolares, cometen menos actos de vandalismo que aquellos que pertenecen a grupos informales.
* Los alumnos que tienen buenos resultados escolares serán menos violentos que aquellos que se encuentran en situación de fracaso escolar.
La EIP también analiza la influencia de los medios de información sobre el comportamiento de los jóvenes.
La correlación entre exposición a la violencia (películas, videos, juegos electrónicos, etc.) y violencia en la escuela (insultos, peleas, vandalismo, acoso sexual) es muy patente.
El Consejo de Europa estima que antes de la adolescencia, el niño habrá visto ya miles de asesinatos y otros actos de violencia, simplemente mirando la televisión.
En el Japón, donde la legendaria disciplina de los alumnos provocaba admiración, la situación ha cambiado, a tal punto que se habla de " classroom collapse".
Un reciente reporte del "National Institute for Educational Policy Research" indica que la mitad de las escuelas secundarias de ese país asiático padecieron o padecen un aumento considerable de actos violentos, de problemas de prostitución juvenil y un incremento del porcentaje de abandono escolar.
Las causas posibles de este fenómeno provocan interpretaciones diferentes: por un lado se acusa a los profesores y la falta de autoridad, también la falta de una buena formación magisterial; del otro, se acusa a los padres y su laxismo.
En conclusión: no podemos afirmar que la violencia juvenil sea privativa de un estrato económico, ni siquiera de una cultura específica o de un tipo de países.
La violencia juvenil preocupa lo mismo a los países europeos que a los países en desarrollo, sin embargo las variables del problema y sus posibles soluciones son muy parecidas en todos lo ámbitos.
Reforzar los valores familiares, fortalecer la solución pacífica a conflictos y cambiar nuestra forma de vernos como sociedad son una imperiosa necesidad para atenuar la agraviante ola de violencia en que vivimos, lo mismo en Europa, Japón o México.
Por lo tanto, ¿estamos solos ante la violencia? Desgraciadamente no.www.elporvenir.com.mx