Albert Fish, "El abuelo caníbal"





Albert Hamilton Fish nació en 1870 en el seno de una familia adinerada y con numerosos antecedentes de enfermedades mentales. Su madre oía voces por la calle y tenía alucinaciones, tenía dos tíos internados en psiquiátricos, una hermana demente y otro hermano alcohólico.

Su padre, un empleado de una fabrica de fertilizante, murió y su madre lo envió en un orfanato dónde fue golpeado frecuentemente empezando a sentir placer por ello.

A los doce años empezó a coleccionar artículos de crímenes que aparecían en la prensa y tuvo su primera relación homosexual.

Con veinte años ejercía la prostitución, violó a un niño y asesinó a su primera víctima. Durante esa época empezó a sufrir alucinaciones de tipo religioso creyendo que la única forma posible de expiación era a través del dolor.

Él mismo se inflingía estos castigos masoquistas automutilándose, frotando su cuerpo con rosas o hundiéndose agujas en los órganos genitales. En una ocasión fue sorprendido masturbándose mientras se golpeaba con una trozo de madera lleno de clavos.

Fue internado tres veces pero al poco tiempo fue puesto en libertad tras considerar que no era peligroso.

Ya en 1898 su madre arreglo una boda con una mujer nueve años menor que él con la que tuvo seis hijos. Ese mismo año, empezó a trabajar de pintor y fue detenido en diversas ocasiones por delitos menores como la estafa, el robo o pagar mediante cheques falsos.



A diferencia de muchos otros asesinos en serie, Albert Fish tenía un objetivo claro pero no siempre usaba el mismo modus operandi para conseguirlo.

Albert solía engañar a sus víctimas, generalmente niños, gracias a su aspecto de abuelo entrañable; cuerpo encogido, cabello y bigote grisáceos y ojos tímidos. Una vez los había convencido con cualquier pretexto se los llevaba a una cabaña que tenía a las afueras de Brooklyn para torturarlos, sodomizarlos y abusar de ellos.

En algunos casos, una vez cometido el crimen le escribía una carta a la madre de la víctima explicando lo sucedido:

"(…) La atrapé, la desnudé. Ella me pateó y rasguño. La estrangulé y entonces la corté en pequeños pedazos que me fui tomando durante nueve días. No se puede imaginar como era de dulce su carne. No se preocupe, no la violé. Murió virgen. (…)"

Ante el tribunal que lo juzgó aseguró que por orden divina se veía obligado a torturar y matar niños y que comérselos le provocaba un gran éxtasis sexual.



No esta del todo claro cuantas víctimas llegó a provocar Albert Fish, pero durante el crimen quedó demostrado que realizó todo tipo de perversiones a más de 100 niños, llegando a matar a 15 de ellos.

Entre sus crímenes destacan todo tipo de actos escalofriantes. En algunas ocasiones se comía a sus víctimas, en otras llegó a secuestrar un niño y tras flagelarle le cortó las orejas, la nariz, los ojos, le abrió el vientre y se bebió su sangre siendo también conocido como "El Vampiro de Brooklyn".

Era capaz de asediar a cualquier tipo de chico, en 1919 acuchilló a un muchacho con discapacidad mental en George Town, Washington DC.

El 11 de febrero de 1927 un niño llamado Bill Gaffney se encontraba jugando con su amigo Billy Beaton cuando fue secuestrado, torturado y posteriormente ingerido por Albert Fish. Su cuerpo nunca apareció.

Tras ser reconocido por un motorista que vio su foto en los periódicos fue capturado. El lunes 11 de marzo de 1935 en el juzgado White Plains de Nueva York empezó el juicio contra Albert Fish.

El juicio tan solo duró diez días. Albert Fish en un intento desesperado por evitar la cárcel alegó locura demencial y clamó haber escuchado voces de Dios ordenándole sus crímenes.

Numerosos psiquiatras testificaron acerca de los fetichismos sexuales de Albert. Su hijastra describió con todo lujo de detalles como Albert le instaba a ella y a sus hermanos a practicar juegos que involucraban el masoquismo y el abuso sexual infantil.

Tras no pocas deliberaciones, el jurado lo encontró sano y culpable condenándole a la silla eléctrica.

A medida que se iba acercando el día de la ejecución Fish se mostraba cada vez más feliz. El 16 de enero de 1936 fue ejecutado en el correccional de Sing Sing. Tras ayudar a sus verdugos a colocarle los electrodos se mostró entusiasmado y dijo: "Qué alegría morir en la silla eléctrica. Será el último escalofrío. El único que todavía no he experimentado."